Decid, los pastores
¿Qué venís a ver
con tanto placer?
Vimos a María
muy noble doncella,
que así relucía
como clara estrella.
La más linda y bella
que fue, ni ha de ser,
ni se espera ver.
So un portalejo
la vimos estar,
y un honrado viejo
también, sin dudar;
y oímos cantar
y oímos tañer,
y entramos a ver.
En un pesebrito
hallamos a un Niño
tan graciosito
que hubimos cariños;
pusimos al Niño
de más cerca ser,
por mejor le ver.
Angeles del cuelo
y las jerarquías
nos daban consuelo
con sus melodía.
Cien mil alegrías
les vimos hacer
con gloria y placer.