“Nochebuena”
Juan Ramón Jiménez-España

El cordero balaba dulcemente.
El asno, tierno, se alegraba
en un llamar caliente.
El perro ladraba,
hablando casi a las estrellas.

Me desvelé, salí. Vi huellas
celestes por el suelo
florecido
como un cielo
invertido.

Un vaho tibio y blando
velaba la arboleda;
la luna iba declinando
en un ocaso de oro y seda,
que parecía un ámbito divino…

Mi pecho palpitaba
como si el corazón tuviese vino…

Abrí el establo a ver si estaba
Él allí.
¡Estaba!

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