“Quiquiriquí,
Cristo nació”,
avisando al viento,
el gallo cantó.
Fue entonces que el viento
viajó hasta la flor,
y dijo en su oido:
- “Ha nacido Dios”.
La flor a la abeja
la nueva contó,
la abeja a la nube
y la nube al sol.
El sol a la arena,
y la arena al mar,
el mar a la luna,
la luna al pinar.
El pinar al mirlo,
el mirlo al limón,
el limón entonces,
a mí me avisó.
Y a ti, en este instante
te lo digo yo:
- “Quiquiriquí,
Cristo nació”.
El mundo dormía,
y se despertó.