Entrad, entrad, pastorcitos,
por el portal incendiado,
a ver al dios de la Gloria,
en un Pesebre acostado.
El vino a salvar al mundi,
según estaba anunciado,
y hacer de la noche día
conforme profetizaron.
En medio de la pobreza
llegó el Mesías ansiado:
lo están bajando del cielo
los ángeles con sus cantos.
Entrad, entrad, pastorcitos;
no tengan miedo de entrar
que un niño apenas nacido
no da vergüenza mirar.
Pastores de la montaña,
ya tienen quien los defienda:
el mismo Dios se hizo hermano
de los pobres de la tierra.